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sábado, 14 de febrero de 2015

La camisa de rayas azules

Y.Y.V.V.
                     La camisa de rayas azules


Ella la portaba seguido. Le quedaba a la medida. Le lucía muy bien. Era de color azul. Sí, un color masculino-en el mundo occidental. Esta incongruencia de color y género no es común, pero cuadraba excelente con su imagen y su carácter temporal.


 Rayas azules: de color índigo, azul celeste junto a un gris claro. Todas eran franjas horizontales. El
ombligo, algunas veces, sufría de resfriado. La camisita apenas lo cubría. A esto, también se unía el tríceps y el bíceps. La camisita estaba hecha a la medida. Ella relucía con unos jeans azules, que le quedaban holgados. El cabello ocultaba el cuellecito de la camisa y el de ella. Un negro que coqueteaba con el índigo y la correa negra. El pardo oscuro de sus ojos jugaba con todos los matices. El blanco de sus ojos conversaba con los tonos bajos de los azules, el gris y el destello de sus dientes-que eran eléctricos. La piel externa acompasaba todos los ingredientes. Los unía, los armonizaba, y se integraba. No obstante, la piel interna del músculo más fuerte del cuerpo humano era la que atrapaba mi sentido del gusto que no podía escapar pero deseaba que el secuestro fuera perenne. Un rojo, se encargaba de invitarme a pasar por la puerta y encerrarme en se guarida magnética.


Con su voz, el azul de su camisa era el mar en el cual me ahogaría infinidad de veces y las franjas
horizontales eran las olas que me empujaban, agitaban de un lado al otro.


 Esta camisa (la verdad no sé si es camisa, franela o blusa) la describo lo más detalladamente posible
no porque extrañe a su usuaria-obviamente parece que esto esta en duda- sino porque cuando nos dimos el último beso, ella portaba la camisa de rayas azules.



                                                                                                     Dinuel Sánchez Maldonado
                                                                                                                     1999