Desde tu interior
Giovanna,
¿Cómo estás? ¿Bien? Así lo espero. Quería decirte que tu mirada convirtió mi tinta en sangre. Mi significante en espíritu. Tantos me conocieron, me criticaron, me observaron, me olvidaron y se fueron. Pero nadie me cautivó como tú. Quedé prendido de ti. Soñé que tu candor me trasladaba fuera de esta selva, muy rica pero desafiante, monótona. Ya, el lanzar semillas por detrás de los hombres había perdido sentido, razón. Mis súbditos notaban mi cambio, yo no. Sólo sabía que permanecer deambulando entre páginas era ridículo. Entonces tú llegaste, abriste el libro, desplegaste los folios que presionaban mi esencia. Luego pude ver la luz que irradiaban tus perlas, tus ojos. De repente, me di cuenta que me transportabas a tu mente, a tus pensamientos, a ti. Mi regocijo fue increíble al vivir contigo los momentos inolvidables cuando hacías algún comentario de mí. Sentir como tus labios se acomodaban para pronunciar mi nombre, fue y es reconfortante. En realidad mi vida trasciende en tu memoria. No sé qué será de la vida de mis anteriores acompañantes, desearía que ellos pudieran hallar un refugio enternecedor como, afortunadamente, lo he encontrado yo. Definitivamente, no extraño mi anterior situación, aunque fue necesario para llegar a ti. A tu corazón.
Desde ti para ti,
Amaliwak
Dinuel Sánchez Maldonado
1999