L.M.R.R.
La Luz que desembarcó en mi Marina
Imaginación, necesidad, entretenimiento, valentía, fuerza, tiempo, lápiz, paciencia, constancia, seguridad, etc., son algunos de los pilares que condujeron a la realización de mi ser. Debo afrontar desafíos, superar obstáculos, enfrentar el futuro. Cada segundo juega un papel importante en mi vida. Perder uno de ellos sería imperdonable. La experiencia me ha enseñado que el tiempo debe distribuirse con inteligencia. Gracias a esto, los retos ya no significan nada para mí.
Mi labor se ha convertido en un ejemplo a seguir, del cual debe valorarse la fe que pongo en él. Ni la violencia ni el dolor son símbolos de mis acciones. Si en mi poder estara, mis métodos fueran más humanos, más como tú. Sí, como tú. Porque desde aquí, desde una imagen encuadrada en una pantalla estoy indefinidamente prisionero de las decisiones arbitrarias de un “creativo” desconsiderado. Quisiera, de verdad, que fueras tú quien hilara el tejido de mi destino. Estoy seguro que tu inventiva no toleraría la carencia de afecto que existe en el planeta.
Dos y tres dimensiones nos separan, pero hay una en la cual nos une sin duda alguna. Entre miles de fanáticos, admiradores y aduladores, sólo necesito una amiga. Por supuesto que eres tú. Al observar como fijabas tu mirada en la ventana encantada (cómplice), quedé prendido de ti. Supe desde ese momento que mi existencia tenía razón de ser. Ser el causante de tu alegría, de tu emoción. Ahora lucho por ti, con el sincero y profundo deseo de que algún día mi fantasía de sentirte se volviese realidad fantástica.
Esa dimensión que nos une es la de la ilusión posible, la de la esperanza cumplida, la del beso consumado: la del amor.
Dinuel Sánchez Maldonado
1999